A partir de los 50 años, el cuerpo experimenta una serie de cambios que afectan el metabolismo, el sistema inmune y la vitalidad general. Sin embargo, el envejecimiento no es un proceso inmutable; con un enfoque adecuado basado en la medicina funcional y la terapia antiaging, es posible mantener una vida plena, con energía y bienestar.

1. Alimentación para nutrir y proteger

La dieta es una de las herramientas más poderosas para ralentizar el envejecimiento y fortalecer el sistema inmune. Algunos puntos clave incluyen:

• Priorizar alimentos ricos en antioxidantes: Frutas del bosque, verduras de hoja verde, cúrcuma, té verde y cacao puro ayudan a combatir el estrés oxidativo.
• Mantener una adecuada ingesta de proteínas: Las necesidades proteicas aumentan con la edad para evitar la sarcopenia (pérdida de masa muscular). Se recomienda el consumo de huevos, pescado azul, carne de pasto y legumbres.
• Reducir el consumo de azúcares y carbohidratos refinados: El exceso de glucosa acelera la glicación, un proceso que daña las células y favorece el envejecimiento prematuro.
• Cuidar la microbiota intestinal: Alimentos fermentados como el kimchi, el chucrut o el yogur natural, junto con fibra prebiótica, favorecen una flora intestinal equilibrada.

2. Hábitos que potencian la longevidad

• Ejercicio regular: La combinación de entrenamiento de fuerza, ejercicio cardiovascular y movilidad articular ayuda a preservar la función metabólica y evitar enfermedades.
• Ritmos circadianos equilibrados: Dormir bien es clave. Evitar pantallas antes de dormir, cenar temprano y exponerse a la luz solar durante el día optimiza la producción de melatonina.
• Manejo del estrés: La meditación, la respiración consciente y el contacto con la naturaleza regulan la respuesta del eje Hipotalámico-Pituitario-Adrenal (HPA), evitando inflamación crónica y desgaste adrenal.

3. Suplementación inteligente

Si bien una dieta equilibrada es la base, algunos suplementos pueden ser aliados clave en la etapa de los 50:

• Vitamina D y K2: Esenciales para la inmunidad y la salud ósea.
• Magnesio: Indispensable para la función muscular, nerviosa y la calidad del sueño.
• Omega-3: Potente antiinflamatorio que protege el corazón y el cerebro.
• Coenzima Q10: Favorece la producción de energía celular y protege el sistema cardiovascular.
• Resveratrol y NAC (N-Acetilcisteína): Antioxidantes clave en la longevidad y la detoxificación hepática.

A modo de conclusión

El envejecimiento saludable no se trata de combatir el tiempo, sino de darle al cuerpo lo que necesita para funcionar de manera óptima. Con una alimentación rica en nutrientes, hábitos que promuevan el equilibrio metabólico y una suplementación bien enfocada, es posible mantener vitalidad, claridad mental y un sistema inmune fuerte más allá de los 50.

Josep Prats

Acupuntor y naturópata, con formación en PsicoNeuroInmunología

Xalapa Centro, Ver.

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