Hoy terminé de renovar la última puerta de madera de mi cerca. Me gusta cómo quedó: fácil y sin problemas. Puse una bisagra adicional para asegurar una abertura más resistente a la puerta. El día estaba un poco nublado y con una brisa agradable. Fue un placer trabajar al aire libre. Algunos pájaros cantaban en los alambres, mientras pequeñas arañas salían de la madera de la vieja puerta, corriendo asustadas. Una pequeña lagartija verde se acercó a la parte superior de la cerca, me miró desde arriba intentando identificar al intruso y luego se fue.

De alguna manera, cuando realizo actividades físicas como la que acabo de mencionar, entro en una burbuja donde se me revelan tantos detalles: sonidos, colores, sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos y mucho más. Debo confesar que estas actividades físicas no son deliberadas, sino simplemente las que prefiero. Por ejemplo: cortar el césped, conducir, enseñar a mis hijos a nadar, enseñar a mi nieta a cocinar, podar los árboles, arreglar las cercas y otras cosas más. Me gusta empezar un proyecto y ver un resultado, posiblemente uno positivo. Durante el proceso de desarrollo, disfruto del silencio que me rodea y estoy listo para recibir lo que venga: cualquier señal, vista, sensación, sonido. Cualquier cosa. Cada vez es una nueva aventura con nuevas experiencias y descubrimientos. En este punto, podría decir que el proyecto es algo secundario; lo real es la experiencia de lo que el Infinito me muestra en cualquier forma. Para mí, es una forma de sentirme vivo y presente.

Samuele Pasqualotto